Hace tiempo que no escribo en el blog, no penséis que no me acuerdo de él, cada día
medito el tener que volver aquí a dejar mis sensaciones.
Hoy se levantaba un día de niebla en Sevilla, de esas que te
hacen pensar un poco más de la cuenta y que te sientas reflexivo, cuando desde
Londres un buen amigo me ha leído el pensamiento y me ha incitado a volver a
escribir.
No crean, no es fácil mantener un blog en el que no hablo
directamente de política, deporte, sociedad… y si de cosas en las que nadie se
para a pensar, y cuando recapacitas se convierten en detalles que marcan toda
una vida.
Esto de escribir sobre nada es así, o sale o no sale, y para
que fluya está claro que hay que dedicarse menos a hablar y mas a sentir
(siento copiártelo hermano). Normalmente cuando todo va bien es cuando menos se
siente, nos dedicamos a dar sabios consejos que a nadie le importa o son estúpidos,
y digo estúpidos porque cuando se está arriba nos creemos nuestra verdad y no
vemos lo que los demás necesitan.
Por eso hoy que sigo arriba necesito a algún/a demente que
me baje al sucio barro de las crisis y su motivos, me siento vacio sin nada
especial en que pensar, no me siento
especial sin sentir un poco de soledad, sin pensar cosas en que nadie se para.
Que ocurre en una
playa desierta en pleno enero en una tormenta de madrugada, ¿esas olas hacen
ruido o si nadie las escucha ni ve no existen?, siempre pienso eso en noches de
oscuras y creo que si se ven, porque me siento dentro, luchando con el mar y
con la lluvia que arrecia cuando algo no deja en paz a mi mente, a veces odio
estar en este día eternamente soleado de mar en calma, llamarme majara, pero para
eso vine.
Ayer, hoy y siempre,
majaras de la cabeza......
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